Resulta interesante el estudio que ha hecho público la Universidad Cardenal Herrera CEU respecto al deterioro que sufre el tabaco según sus condiciones de almacenamiento. Se trata de una tesis elaborada por Sandra García Fontestad en la que se “demuestra que la fermentación del tabaco aumenta sus efectos nocivos sobre la salud”. Una de las conclusiones a la que se llega es que “debería considerarse un producto con fecha de caducidad”.
Desconocemos hasta dónde puede afectar el estudio que os comentamos en el futuro de los estancos, pero hemos creído interesante publicar esta noticia para que tengáis la información al respecto. El trabajo realizado por los investigadores del Grupo SEPLAN de la CEU-UCH afirma que el tabaco sufre deterioro “con el paso del tiempo y en distintas condiciones de almacenamiento” por lo que aconsejan “una fecha de consumo preferente o fecha de caducidad”.
Con la intención de observar el grado de deterioro del tabaco, la investigación ha analizado dos muestras de cigarrillos rubios y otras dos de tabaco negro. Todas ellas se han observado y analizado durante diferentes periodos de tiempo: 3, 6, 9, 12 meses y 5 años. Estos periodos son los utilizados para clasificar los productos como perecederos, semiperecederos y de larga duración. El análisis ha incluido el deterioro de las muestras dependiendo de la temperatura y de la humedad.
La investigación parece haber confirmado la hipótesis de partida: “el tabaco es un producto perecedero que pierde sus características originales por el deterioro de la hoja de Nicotiana tabacum L., debido a cambios en la morfohistología y a la acumulación de sustancias derivadas del proceso natural de fermentación que experimentan los órganos foliares de esta planta. Además, las condiciones de almacenamiento -ambientales, de refrigeración y de humedad- influyen en la fecha de duración del tabaco, con diferencias significativas entre el tabaco negro y el rubio”. En este último sentido, el tabaco negro todavía se comporta peor que el rubio: la investigación confirma que las acumulaciones de los productos derivados de la fermentación se producen en mayor proporción en las muestras analizadas de tabaco negro.
Según Sandra García “si bien a los 3 meses la estructura de los tejidos de la hoja del tabaco sigue en buen estado en todas las marcas y medios de conservación estudiados las acumulaciones de productos derivados de la fermentación aumentan significativamente, sobre todo en las muestras conservadas en el humidor”. Los resultados empeoran progresivamente a los 6 y 9 meses. Ya a los 12 meses, las muestras presentan incontables acumulaciones de derivados de la fermentación y la estructura de los tejidos se encuentra deteriorada en todas las marcas de tabaco y condiciones de conservación estudiadas. “Los resultados a los 12 meses son similares a los observados a los cinco años”, dice.
En definitiva “el tabaco debe considerarse un producto semiperecedero, con una vida útil, dependiendo de las marcas, de 3 a 6 meses, algo mayor en el caso del tabaco rubio que en el negro. Y debe conservarse refrigerado, evitando el uso de humidificadores. Esta vida útil del tabaco se podría establecer como fecha de caducidad del producto”.
Tenéis más información del estudio en el siguiente enlace: https://medios.uchceu.es/actualidad-ceu/un-estudio-de-la-ceu-uch-demuestra-que-la-fermentacion-del-tabaco-aumenta-sus-efectos-nocivos-para-la-salud/